Esta enfermedad debilita las habilidades del lenguaje y, por tanto, es bastante habitual que olviden algunas palabras y que incluso les cueste articular las oraciones de la forma en la que solían hacerlo. Eso sí, aunque su capacidad del habla esté algo dañada, no es motivo para hablar de ellos en su presencia: aunque no entiendan bien qué les pasa o no puedan expresarse bien, no quita que puedan sentirse vulnerables ante ciertas situaciones.
A la hora de mantener una conversación, en la medida de lo posible, elige un espacio sin personas desconocidas y en el que no haya mucho ruido; y, por supuesto, siempre será mejor que inicies tú la conversación para favorecer el transcurso de la charla.
Ajusta tu volumen, habla claro, conciso y a un volumen que sea perfectamente escuchable para el receptor pero sin adoptar un tono agresivo ni gritar. De hecho, evita cualquier tono que pueda indicar enfado o malhumor y mejor emplea uno que exprese amor y cariño.
Es muy importante que utilices frases cortas, sencillas y lo más fáciles de entender posible. Y si acompañas tu mensaje con lenguaje no verbal para que la comprensión sea mayor, todavía mejor. Y, por supuesto, la gran clave para hablar con una persona con Alzhéimer es que seas muy paciente y que repitas lo que estás diciendo tantas veces como sea necesario. En ocasiones, les cuesta más tiempo comprender la información que están recibiendo y por eso tardan más en dar una respuesta (o ni siquiera llegan a darla). Por eso, es mejor que no les metas prisa por responder y que trates de adaptarte a su ritmo de conversación.
Salud y prevención en Onda (Castellón)
Esperamos que estos consejos os resulten muy útiles para seguir manteniendo conversaciones con vuestros seres queridos en esta etapa tan complicada de sus vidas.
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