Por ello, el cardiólogo infantil Enrique Gil, ofrece unas pautas médicas básicas que todos los niños que practican alguna disciplina deportiva deberían seguir para evitar riesgos cardiovasculares.
Y es que, pese a que en las edades tempranas la mayoría de los niños gozan de buena salud, las muertes súbitas mientras se practica deporte son un riesgo a tener en cuenta. Cada vez más, los padres se preocupan por la salud de sus hijos y de cómo les afectará el deporte, interesándose por los protocolos a seguir para evitar dolencias graves en la medida de lo posible.
En 2015, la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica (SECARDIOPED) creó junto a la Federación Española de Medicina del Deporte una Guía Cardiovascular previa a la práctica deportiva en pacientes pediátricos.
En esta guía, que nace con el objetivo de unificar procedimientos y criterios; se informa sobre los pasos básicos a seguir para conocer el estado de salud de los menores y si tienen riesgos potenciales de sufrir patologías cardiovasculares. Este tipo de prevención está altamente recomendado por los profesionales de la salud, que hacen especial hincapié en que la prevención es, generalmente, el tratamiento más efectivo.
Las pruebas que se realizan en los reconocimientos generales para conocer la salud de los niños que practican o van a practicar algún tipo de deporte, son:
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Análisis de antecedentes:
Conocer el historial clínico de los familiares cercanos será imprescindible para poder identificar posibles enfermedades congénitas o patologías hereditarias que puedan suponer un riesgo para el paciente.
Datos como la existencia de fallecimientos por enfermedades cardiovasculares antes de los cincuenta años de edad, o enfermedades cardíacas, arrojarán luz sobre los riesgos de cada niño.
El estado de salud general del paciente será esencial. Tenga relación directa o no con el corazón, cualquier anomalía es susceptible de ser valorada por un profesional.
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Historia clínica detallada
El cardiólogo deberá, durante la evaluación, indagar sobre los sucesos anómalos que pueda haber sufrido el paciente en edad pediátrica que hayan estado directamente relacionados con el deporte. Falta de aire, cansancio excesivo tras una jornada deportiva o cualquier dato que pueda considerarse fuera de lo común, serán datos importantes para conocer el comportamiento del organismo del paciente ante esfuerzos físicos.
El estado actual del niño será explorado a todos los niveles, especialmente cardiovasculares. Datos como soplos cardíacos o el estado del pulso, serán definitivos para decidir si el paciente puede practicar sin riesgo, actividades deportivas.
La toma tensión arterial también será fundamental para conocer la reacción del paciente ante la práctica física.
La prueba imprescindible y que más datos arroja sobre el estado de salud del corazón del menor es el electrocardiograma. Totalmente indoloro, será fundamental para conocer el estado del paciente y tomar una decisión respecto a su futura relación con el deporte.
Los datos que refleja esta prueba son altamente valiosos para el cardiólogo. Aquí, se podrá observar de manera detallada el estado del corazón del niño, llegando a descubrir pequeñas anomalías que pueden pasar desapercibidas en las pruebas anteriores.
Esta prueba se realizará, generalmente, sólo en los casos en que las exploraciones anteriores hayan derivado en resultados anómalos. Sólo con antecedentes clínicos preocupantes o resultados negativos en el electrocardiograma o la exploración física, se someterá al paciente a la prueba de esfuerzo.
La clínica integral de Onda recomienda, bajo las pautas de su profesional, realizar pruebas físicas a todos los niños que en la actualidad o futuro inmediato vayan a practicar deporte con una asiduidad relativamente alta, con más de dos días a la semana.
Aunque, por suerte, la gran mayoría de pacientes obtienen resultados positivos y no sufren dolencias derivadas del esfuerzo físico, la seguridad para los padres es básica y la prevención puede evitar males irreversibles.
Para más información, puedes escuchar la entrevista que Enrique Gil concedió a Grado 12, en la que explica los procedimientos de prevención y qué opina el sector médico al respecto.