Por ello, nuestro especialista en cardiología deportiva de Onda, nos ofrece las pautas sobre cómo controlar el ritmo cardíaco para asegurarnos un ejercicio saludable y sin riesgos.
- Cómo controlar el ritmo cardíaco:
Lo primordial en el control de la frecuencia cardíaca, es ejercitarse de manera controlada. Los excesos no son buenos en ningún aspecto de la vida y el deporte no es una excepción.
Saber dónde tiene cada uno los límites es una acción de trabajo interior imprescindible para saber hasta dónde se puede llegar y conocer nuestro cuerpo. La forma física es una cualidad que se gana con el tiempo, y unida a ella suele estar la capacidad del corazón: a mejor estado físico, mejor resistencia cardíaca y pulmonar.
Una vez conocidos los límites físicos que nuestro cuerpo marca, y sabiendo que con esfuerzo y constancia estos pueden romperse, veamos unos tips concretos sobre cómo podemos controlar la frecuencia cardíaca durante la práctica deportiva.
- Rodajes de calentamiento y recuperación:
La primera norma de todo deportista es la de prestar especial atención al calentamiento. Preparar al cuerpo para lo que viene es una manera de ponerlo a tono para el ejercicio. Con el calentamiento, se consigue estimular una gran parte de grupos musculares, lo que activará la circulación y ayudará a que el bombeo del corazón aumente. Así, será más fácil mantener un ritmo cardíaco frecuente y el cuerpo no causará fuertes altibajos.
La recuperación es también un momento del ejercicio importante. La llamada vuelta a la calma sirve no solo para estirar los músculos y evitar así las temidas agujetas, sino que ayuda a que el corazón recupere poco a poco el ritmo normal y la circulación sanguínea se regule.
- Relajación:
Podrá sonar a tópico que para disminuir la frecuencia cardíaca es necesario relajarse. Pero la realidad es que, cuando sometemos a nuestro cuerpo a ejercicios intensos, solemos centrar toda nuestra consciencia en lograr ejercitar la actividad de manera correcta.
Pero, si en el momento en que las pulsaciones se disparan, nos paramos a pensar en la respiración y tomamos consciencia total de ella, el cuerpo se adaptará mucho mejor a la situación.
- Atención a la respiración:
Paso ligado a la relajación, es la consciencia de la respiración. Prestar especial atención a la entrada de aire, a cómo se van llenando los pulmones poco a poco y la sensación de exhalar despacio, ejercerá de manera casi subconsciente una regulación del ritmo cardíaco que lo mantendrá estable.
- La importancia del yoga:
La respiración que se practica en el yoga ha demostrado reducir la frecuencia cardíaca y mejorar el flujo sanguíneo. No estamos diciendo que debamos dejar de practicar deporte para realizar posturas de yoga, sino que aprendamos a emplear el modo de respiración que la disciplina muestra, para poder así controlar las pulsaciones en momentos de máxima exigencia.
- Alargar la zancada:
Un consejo venido directamente de los runners de maratones, es el de alargar la zancada cuando el deportista siente que las pulsaciones se disparan. Correr con pasos largos y distendidos, relajará de forma general los músculos principales del cuerpo y ayudará directamente a que la presión sanguínea y las pulsaciones se regulen.
Este truco puede utilizarse tantas veces como se desee durante la carrera, pero sirve sobre todo en esfuerzos largos. Además, si al alargar la zancada se cambia en sentido de esta, el cuerpo prestará atención al cambio físico y la presión sanguínea bajará.
Es decir, al correr, pueden realizarse zancadas laterales o cambios de movimiento y posturales que estimularán la circulación de manera positiva.
- El control de las pulsaciones es fundamental
Es de vital importancia, además, realizar pruebas de esfuerzo que aseguren al deportista que está capacitado físicamente para la actividad física y que no corre ningún riesgo. Cada vez más, pruebas exigentes como las Penyagolosa Trails (MIM y CSP) recomiendan o exigen a los participantes, los resultados de pruebas de esfuerzo realizadas por especialistas cardiólogos.
En la clínica integral de Onda realizamos estas importantes pruebas para que, la actividad física sea sólo motivo de beneficios y no suponga ningún tipo de riesgo para el deportista. Recuerda, la prevención suele ser la mejor medicina.